Es el Pichirilo el perrito más consentido en el Cobach
El simpático can representa una historia de sufrimiento detrás de él, en el pasado, pero que se transformó en una oportunidad de vida con las muestras de amor que toda una comunidad escolar, la del Plantel General José María Maytorena Tapia de Guaymas – del Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora- depositó en él.
Una mañana de enero de 2015 apareció en las instalaciones un animalito que causó compasión al verlo: Era un “costalito de huesos y piel”; muy flaquito, huraño, asustadizo, con las huellas de haber sufrido demasiado en la calle.
Lo recibió uno de los intendentes, Víctor Valenzuela Díaz, quien le puso ese nombre de Pichirilo porque le pareció gracioso.
Fue difícil que el perrito se adaptara, llegó en un estado endeble de salud, mal físicamente y de los bronquios, pagaron al veterinario para que lo atendiera y aceptara comer, aun así duró años comportándose arisco a consecuencia de los malos tratos que había recibido.
El noble cachorrito se ganó el cariño de todos, lo llevan a bañar en una estética canina donde es recibido por una ex alumna, Melissa Fuentes Douriet, estudiante de veterinaria, quien le da una atención especial.
Entre todos le compran suéteres alusivos a cada celebración, de Halloween, Navidad y por el Día del Amor y la Amistad.
A la subdirectora Académica, Mtra. Andrea Ruth Calleros González, quién nos platicó la historia de El Pichirilo, le fue difícil ganarse el cariño del noble perrito, pero con paciencia lo logró “su amistad me costó varios paquetes de salchicha, todos los días le ofrecía una hasta que un día se acercó y me dejó que lo tocara”. Hoy sale a recibirla a ella y a varias personas hasta el estacionamiento.
Don Víctor es uno de los principales protectores del Pichirilo, la secretaria de la maestra Andrea, Rosario Peña y su esposo Lorenzo, intendente del plantel, los guardias, los alumnos, docentes, entre todos le dan de comer, no le faltan las croquetas, los sobres de alimento, carne, arroz.
El Pichi, como cariñosamente le llama la subdirectora, se pasea por todo el plantel, entra a las oficinas donde tiene su camita de invierno con su colcha, hasta lo llevan a pasear en auto y cuando alguien lo invita a salir, se acomoda de inmediato en el asiento, frente al volante.
A pesar de todos los cariños, a veces se pone nervioso, sobre todo cuando se acercan las fiestas navideñas, al oír el tronido de los cohetes a lo lejos ha huido asustado, pero la gente ya lo conoce y lo ha devuelto, una vez lo hallaron elementos de la Guardia Nacional y lo reportaron, la mascota regresó de nuevo, sana y salva “a casa”.
Pichirilo representa hoy una fuente de amor, alegría y ternura, cambió su vida de maltratos y se convirtió en el centro de las atenciones de toda una comunidad escolar e inspira ese valor de dar amor a los demás, a las otras especies.
En el plantel de Cobach en Guaymas recibió una oportunidad de vida y el Pichirilo es hoy el más consentido.